Son comportamientos sutiles, automatizados, casi imperceptibles, que resultan estigmatizantes y que seguramente llevamos a cabo sin la intención de excluir o tratar mal a nadie. Se trata de pequeños comentarios, chistes, comportamientos n
La influencia y la capacidad de los medios de comunicación de fijar un marco mental en la sociedad son factores que obligan al sector periodístico a ser especialmente responsables a la hora de hablar de salud mental.
Todas las personas pueden aportar algo en la prevención del suicidio juvenil, que es la primera causa de muerte de jóvenes entre los 15 y los 19 años, pero que se inicia incluso antes. Las muertes por suicidio se consideran evitables y nos compete a toda la sociedad su prevención. Cuando se observa una situación que pudiera indicar presencia de dolor o sufrimiento en el menor de edad, la Organización Mundial de la Salud recomienda preguntar directamente por la presencia de ideación suicida, ya a partir de los 10 años. La realidad es que muy pocos seguiríamos esa recomendación porque hablamos poco del suicidio, por miedo, por desconocimiento, porque nunca pensamos que nos puede suceder, o porque no sabríamos qué hacer si nos dijeran que sí están pensando en la muerte. Todos podemos aportar nuestro grano de arena en la detección del riesgo de suicidio, pero también podemos ayudar a evitar que éste aparezca.