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Principales prejuicios y falsas creencias sobre salud mental

La cultura popular, la industria audiovisual y los medios de comunicación han favorecido, a lo largo de las décadas, la estigmatización y la perpetuación de estereotipos negativos que se han asociado a las personas que tienen trastornos mentales.

Existen diferentes mitos que acompañan la salud mental y que son perpetuados en diferentes ámbitos sociales. La mayoría de estos mitos están alejados de la realidad y no tienen ningún fundamento científico, pero los estereotipos – heredados generación tras generación – persisten en nuestra sociedad.

Algunas de estas falsas creencias que contribuyen a la estigmatización y a la discriminación son:

Las personas que tienen un trastorno mental son violentas y agresivas 

Las personas con un problema de salud mental tienen las mismas probabilidades de tener episodios de violencia que cualquier otra persona sin un problema de salud mental. Al contrario, suelen ser víctimas de violencia y otros delitos por su propia situación de vulnerabilidad.

Las personas con un trastorno mental son unas inadaptadas sociales 

Las personas con trastorno de salud mental no son personas solitarias, encerradas en su mundo, que no muestran ningún interés por el entorno social y que mantienen una actitud de retraimiento y aislamiento social. Al revés, disponer de una buena red social (profesional, familiar, de amistades, de pareja, …) predice una mejor evolución y es un factor protector frente a recaídas. Las personas con un trastorno de salud mental pueden convivir perfectamente en sociedad si tienen los apoyos y recursos necesarios para hacer una vida independiente y autónoma.

Los trastornos de salud mental son irreversibles

Los estudios realizados demuestran que las personas con problemas de salud mental mejoran y muchas se recuperan por completo. La recuperación es el proceso por el cual las personas pueden vivir, trabajar, aprender y participar por completo en sus comunidades. 

Las personas con un problema de salud mental no pueden trabajar

Las personas con un trastorno de salud mental pueden trabajar, como cualquier otra persona, si se les ofrece las condiciones y apoyos necesarios. La barrera laboral responde no tanto al trastorno en sí, sino a la poca adaptabilidad de las organizaciones, la sociedad y las administraciones para adaptar los lugares de trabajo y dotar de recursos necesarios.

 

Tasa personas sin discapacidad (*)

Tasa personas con discapacidad

Empleo

66,3

26,9

Paro

14,7

22,5

(*) Son las personas con un grado de discapacidad superior o igual al 33%
Fuente: INE, 2021

Buena parte del empleo se formaliza dentro del contexto de los Centros Especiales de Empleo (CEE), unas empresas reguladas cuyo personal está compuesto, como mínimo, por un 70 % de personas con discapacidad, y que trabajan por la inclusión laboral de las personas de este colectivo en las empresas ordinarias.

Según explica la Confederación de Salud Mental España, las personas con problemas de salud mental son tan productivas como cualquiera. Quienes contratan a personas con problemas de salud mental informan que estas personas tienen una buena asistencia y son puntuales, además de estar motivados, realizar bien su trabajo y mantener el puesto durante períodos similares o superiores a los del resto de la plantilla.

Los trastornos de salud mental afectan a determinadas personas, a mí no me pasará

Los trastornos mentales pueden afectar a cualquier persona y no entienden de edad, sexo, cultura o situación económica. Una de cada cuatro personas tendrá un trastorno de salud mental a lo largo de su vida. A nivel mundial, 450 millones de personas están afectadas por un problema de salud mental y entre el 35% y el 50% no recibe ningún tratamiento o no recibe el tratamiento adecuado.

Las personas con trastorno mental están mejor en un hospital de salud mental

El 88% de las personas con problemas de salud mental vive en su entorno familiar. Un trastorno de salud mental no tiene por qué impedir una vida normalizada y debe atenderse dentro del entorno habitual de la persona. El tratamiento comunitario se ha demostrado como un tratamiento eficaz. En la actualidad, salvo algunas excepciones, los hospitales de salud mental se entienden como espacios de contención temporal para episodios agudos. Las personas que son atendidas en la comunidad presentan una mejor evolución y más sostenida en el tiempo. 

Un trastorno de salud mental no tiene por qué impedir una vida normalizada y debe atenderse dentro del entorno habitual de la persona. 

Los niños y adolescentes no tienen trastornos de salud mental

Los niños pequeños pueden mostrar señales de advertencia tempranas que representen una inquietud para su salud mental. Estos problemas se pueden identificar clínicamente y pueden ser un producto de la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. Hay que tener en cuenta que el 50% de los problemas de salud mental en adultos comienzan antes de los 14 años, y el 75% antes de los 18.

Los trastornos mentales causan discapacidad intelectual

Un trastorno mental no causa ni es una discapacidad intelectual. Son dos cosas diferentes. Una persona que presenta un trastorno mental no tiene por qué ver mermadas siempre sus capacidades cognitivas o destrezas.

Las personas que tienen un problema de salud mental son débiles

Desarrollar un problema de salud mental nada tiene que ver con aspectos como la pereza o la debilidad. La aparición de un trastorno de salud mental es multifactorial: factores biológicos, experiencias de vida traumáticas, entorno socioeconómico desfavorable, etc.

No podemos ayudar a las personas que tienen algún trastorno mental

Toda la sociedad tiene su grado de responsabilidad en la prevención de problemas de salud mental, la promoción de la salud y en facilitar el apoyo necesario y los recursos para que las personas con un trastorno de salud mental puedan desarrollar su vida de forma plena. Además, cuando una persona tiene un problema de salud mental, su entorno más directo es clave en la detección de señales de alarma y acompañamiento en los diferentes estadios del trastorno.

Toda la sociedad tiene su grado de responsabilidad en facilitar el apoyo necesario para que las personas con un trastorno de salud mental puedan desarrollar su vida de forma plena

El trastorno define cualquier comportamiento que tenga la persona

Todas las actitudes y conductas de una persona no son síntomas de su trastorno y el trastorno no es la explicación absoluta de todo. Es decir, la persona con un trastorno de salud mental existe al margen de su trastorno. Si analizamos su comportamiento como un síntoma del trastorno, la persona tiende a perder legitimidad a la hora de expresar sus emociones o de manifestar sus opiniones, que serán patologizadas y despreciadas.

Mitos relacionados con trastornos de salud mental específicos

Además de estos mitos generales, existen algunas falsas creencias fuertemente arraigadas a ciertos trastornos y que han sido potenciados tanto por la industria cultural como por los medios de comunicación. Algunos prejuicios extendidos son, por ejemplo, la relación de la esquizofrenia con la peligrosidad y la violencia; la falta de voluntad en las personas que tienen una depresión; la delgadez y obsesión por el cuerpo de las personas con un trastorno alimentario; las ganas de llamar la atención de las personas que se autolesionan; o la creencia de que el suicidio es un acto impulsivo que no se puede prevenir. 

Otro ejemplo de esta asociación es la relación que establecemos entre las personas con algún trastorno de neurodiversidad, como el TDAH o el autismo, y la genialidad o las capacidades artísticas. Estas personas no tienen una inteligencia superior a otras personas sin esta condición, ni un interés mayor en la ciencia ni tienen porqué destacar más en las disciplinas artísticas. Simplemente, tienen una manera diferente de procesar la información y de relacionarse con el mundo, con mayor o menor dificultad puesto que los grados del espectro son muy amplios.