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¿Qué puedes hacer tú para luchar contra el estigma?

Hemos visto que el estigma está presente en todos los ámbitos de una persona con un trastorno de salud mental: el trabajo, el entorno educativo, la atención sanitaria, pero también en la familia, la pareja, en las relaciones de amistad, etc. Un estigma que perpetúa las conductas discriminatorias y que a menudo se alimenta de los prejuicios y los estereotipos aún presentes en los medios de comunicación, las películas, los libros y las canciones que consumimos. Por eso, es necesario que se siga apostando por las campañas de comunicación y de sensibilización, pero también por las estrategias globales y los programas de acción que interpelen a toda la sociedad, muy especialmente a las personas más jóvenes, y que puedan aplicar cambios verdaderos para erradicar el estigma social, estructural y, como consecuencia, el autoestigma. 

Una de las mejores maneras de luchar contra la discriminación por motivos de salud mental es a través de las mismas personas que han pasado por la experiencia. Compartir las experiencias ayuda a normalizar la realidad de convivir con un trastorno y romper los estereotipos que rodean la salud mental. Su visión sobre cómo la discriminación a menudo dificulta la recuperación y la integración social será clave para llegar a entender el alcance del estigma.

Los microestigmas, comportamientos individuales que debemos cambiar

En el día a día, hay comportamientos sutiles, automatizados, casi imperceptibles, que resultan estigmatizantes y que seguramente llevamos a cabo sin la intención de excluir o tratar mal a nadie.  Se trata de pequeños comentarios, chistes, comportamientos no verbales o actitudes que perpetúan los estereotipos, prejuicios y discriminaciones y que pueden pasar desapercibidos o ser considerados como normales o inofensivos. Cambiarlos y evitarlos es un paso muy importante para empezar a luchar contra el estigma y una muestra de que todos podemos hacer algo para erradicarlos.   

Algunos ejemplos de microestigmas que pueden pasar desapercibidos pero que pueden hacer mucho daño a las personas que los reciben son:

  • Hablar de forma infantil a una persona adulta por el hecho de tener una discapacidad o un trastorno de salud mental, asumiendo que tiene menos capacidades. 
  • Sentir lástima de las personas con problemas de salud mental, sin entender que pueden llevar una vida plena. 
  • Asumir que una persona con un trastorno psicológico no podrá estudiar o trabajar normalmente. 
  • Sobreproteger o controlar a una persona presuponiendo que no es capaz de hacerlo.
  • Excluir a una persona en la toma de decisiones pensando que la estamos ayudando porque a ella le costará tomar una buena decisión.

Podemos pensar que los microestigmas son inofensivos o que son estigmas menores sin importancia, pero en realidad su efecto es enorme, son muy dañinos para las personas estigmatizadas y uno de los mejores exponentes de la discriminación.